jueves, abril 27, 2006

La mañana mas obscura

Mientras el auto avanzaba escuchaban a Santa Sabina y Rita cantaba "Abre tu mente y piensa que no estoy lejos, estando aquí no estoy engaña la razón, abre y tu mente y piensa que yo estoy vivo, en mis sentidos, abre tu mente piensa que yo estoy en tu razón, estando aquí no estoy....."
Yo digo que esa canción la canta alguien que está muerto durante su propio funeral, le dijo. Ella con sus ojos grandes y perfectos le contestó, imaginate que alguien se muriera en un funeral, sería el colmo no???. El dejó de cantar para decirle, "sí está cabrón, que el muerto se levante a cantar y otro se muera de un infarto en pleno funeral". Así, llegaron al destino.
Que hora tan triste, la casa estaba llena pero el vacío los pateaba para sacarlos. Después del acostumbrado saludo pasó a la cocina y ella no estaba, como acostumbraba estar, entre los olores de las especias, el ruido de un aceite que no se queda quieto y sus manos humedas con las entrañas de un jitomate. Ese día no estaba su dulsísima sonrisa para recibirlo.
Caminó el pasillo y sobre la cama estaba ella, sentada con un dolor que le partía el estómago. Una mañana pesadamente oscura le cayó en los hombros.
Era algo pasajero, el tío doctor le recetó una de sus pildoras mágicas que ese día dejaron de serlo. Así subieron al auto y de inmediato al hospital, el no veía mas que el camino, la lluvia que como en las películas en situaciones como ésta cae. Como dejar de oir sus quejidos y como detener el dolor, como intercambiarlo, que le duela a el y sus 50 años menos en vez de a ella, la de la mirada dulce y sus 50 años más.
El cambiaría cualquier cosa, el hada que recogió en el camino, su colección de sueños, todos sus poemas, libros y todas las letras de las historias que aun tiene por escribir, por supuesto cambiaría su salud y su vida porque a ella no le doliera más, por que se aliviara, porque fuera la mentira mas grande del mundo que en ella hay un mal que se la ha ido devorando todos los días.